lunes, 9 de febrero de 2015

Decir NO sin morir en el intento

Se nos ha enseñado desde chicos, que debemos ser serviciales, que debemos apoyar y ayudar a otros, que es de mala educación negarse a realizar un favor. Pero, ¿qué sucede en nuestra vida, en nuestro cuerpo, incluso en nuestro espíritu, cuando ese SI trae incomodidad? ¿Qué nos impide decir NO cuando así lo sentimos necesario?, ¿cómo podemos eliminar ese "sentimiento de culpa"? Decir NO es un arte que nos puede ayudar a ser mejores seres humanos, si aprendemos a dominarlo.
 Por Eleonora Zuleta Patiño (“>) 



Decir NO  para muchas personas se ha convertido en un verdadero IMPOSIBLE, y que además, los lleva a un verdadero tormento posterior casi de inimaginables condiciones. Irritación, mal humor, molestia, indignación, dolor de espalda, jaquecas, indigestión, falta de aire, entre otras tantas enfermedades físicas - sin contar las emocionales - lleva consigo el temor a decir NO en un momento determinado. 
Una palabra tan sencilla para prohibir pero tan difícil de pronunciar cuando de poner limites se trata.
Cuando una situación te pone en la disyuntiva entre decir SI o NO, debemos tomarnos una breve pausa para poner en una balanza los pro y contras de cada uno. 
A veces "es mejor ponerse rojo de vergüenza por un momento, y no morado por la molestia un largo tiempo o toda la vida" así dice mi mamá la sabia.
El decir SI cuando quieres decir no te lleva a una serie de consecuencias físicas, mentales, emocionales que cuestan mucho quitarte de encima. 

Por ejemplo, en mi caso (... jajajaja nada mejor que mi experiencia para compartir), hace mucho que casi no consumo carnes rojas: uno porque no me gusta y dos porque no le hago digestión con facilidad. En este sentido cuando me han invitado a comer he aprendido a decir "NO, gracias,  no como carnes rojas ¿hay otra opción?" esto me ha ahorrado un incontable montón de dinero en medicamentos y de horas con retortijones de estómago. Admito que me ven muy extraño, pero si se logra. 
También he aprendido a decir NO cuando me piden, por ejemplo, dar una sesión o taller en día domingo. Ese es mi día de crecimiento espiritual y lo respeto casi casi que al 100%. Hay sus excepciones, y es que el taller sea fuera del país y ni modo en fin de semana. 
También digo NO cuando siento que un favor para otro puede incomodarme en extremo o cuando sé que será imposible para mi cumplir con esa persona; prefiero decir no, eso me ha llevado a un estado de calma y tranquilidad que minimiza cualquier sentimiento de culpa. 
He dicho NO cuando una relación ya dejó de funcionar. 

El Arte de decir NO
  • El arte de decir NO se domina desde el aprendizaje de uno mismo lo mejor posible. Cuando como ser humano uno se conoce, aprende a descubrir todo aquello que incomoda, molesta, hace sentir mal o puede producir daño.
  • Cuando inevitablemente debes decir NO y aún no estás ducho en ello es posible que aparezca la sombra de la culpa. Es hasta normal. Pero mientras ese No lo hayas dicho desde la conciencia esa sombra se disipa rápidamente. Pregúntate, ¿por qué, de qué  y para qué siento culpable? Y comienza a enumerar las razones por las cuales diste esa respuesta negativa a una petición determinada. Cuando termines, te garantizo que la culpa se va.
  • Haz que respeten tu decisión negativa. Seguramente, y cuando se trata de un favor, te insistirán a que lo hagas en contra de tu negación. Si esto pasa, sigue firme. Si insisten, dales alternativas. Y si aún insisten, pues media vuelta y te vas.
    Me sucedió así hace pocos meses cuando me pidieron dar unos talleres en una empresa para lo cual no me sentía preparada. Dije no, con mi mejor argumento. Insistieron, y volví a decir no, con nuevas razones. Me insistieron subiendo la oferta de pago, continúe en mi postura negativa. A lo último, luego de casi una hora, la única salida que me quedó fue dar media vuelta y salir del lugar (claro ante la insistencia de por qué dije no, solo le respondí así lo decidí y punto) Perdí un contacto, un buen ingreso monetario, pero gané una tranquilidad invaluable. Me respeté como ser humano, como profesional.
  • Comienza con pequeñas cosas o situaciones. Así se obtiene práctica. si hoy por ejemplo vas a evitar tomar gaseosas/refrescos y alguien te invita, es tu mejor momento para decir NO. Di por ejemplo, No gracias, hoy no voy a tomar gaseosas/refresco por esto esto y esto.
Cada vez que te niegas a hacer algo que te incomoda:
  • Creces como persona
  • Aumenta la confianza en ti y tu autoestima
  • Fortaleces tu espíritu y alma
  • Te valoras y respetas
  • Mejoras tu salud física
  • Dejas de tener pensamientos negativos o de reproches.
  • Infundes confianza en los otros en una nueva oportunidad pues valorarán tu sinceridad
  • Generas en ti puntos positivos que te darán el valor en la próxima oportunidad
Decir no es fácil, pero no sencillo en esta sociedad. Y sí se puede. Sólo es cuestión de empezar.


Nos leemos en una próxima entrega

(“>) Eleonora Zuleta Patiño
    Hija de Dios. Mujer. Aprendiz de la Vida.
     Fundadora de Reír es Vivir
    Maestra Practicante en Bienestar y Alegría
    Miembro Experto del Consejo Universidad Virtual de la Risa (LOU) 
    Maestra Avanzada Practicante en Yoga de la Risa.
    Profesora de Yoga para Niños  y Familias
    Facilitadora Internacional en Manejo de Grupos
    Licenciada Comunicación Social
   Técnico en Publicidad