lunes, 23 de febrero de 2015

Momentos de silencio, limpieza para el alma

Hemos sido diseñados con dos orejas y un boca. Esto implicaría que lo ideal es escuchar más y hablar menos. Sin embargo, parece que por la misma cultura usamos solo vez una oreja y usamos dos veces más la boca. Eso conlleva a un estado de ruido mental, emocional y hasta físico de proporciones incalculables. Hablar de más nos opaca la capacidad de reflexionar, de estar presentes, de vivir, de sentir. Darse unos minutos de silencio, sin hablar, es darnos una recarga de energía única, muy reconfortante, ecológica y hasta económica.
Por Eleonora Zuleta Patiño (“>) 



A veces, hay que tomarse un espacio para escuchar, para escucharnos, para escucharlos. La constante cháchara nos impide percatarnos de esas sutilezas que nos rodea. Nos impide disfrutar del entorno, del otro, del ambiente, incluso nos impide escuchar nuestros propios pensamientos. 
Unos instantes en silencio, repotencian la vida pues logra que te conectes contigo y con el entorno. Cuando guardamos silencio abrimos un abanico de oportunidades y compartir nuevas experiencias y hasta aprendizajes. 
Los problemas de escucha no solo son físicos o por discapacides. Los problemas de escucha son, a veces, problemas de atención, de intención,  de acción. 
El ruido que nos causan nuestros propios pensamientos y palabras al tratar de conversar y convencer a otros nos lleva a estados de constante alerta, a una reacción bioquímica en oportunidades negativas que contamina nuestro ser. 
Recientemente, me comentaba una de las personas que asisten a las terapias de los sábados al parque, que ha aprendido a disfrutar del silencio. Así sea por dos o tres minutos y que la ha ayudado a calmar su ansiedad y su afán,  se ha dado cuenta de lo mucho que ha logrado mejorar su capacidad de atención y que, además, disfruta del momento presente. 
El silencio puede ser mental o físico. El físico implica evitar emitir sonidos o palabras, simple y complejamente oír y escuchar. El silencio mental conlleva tratar que nuestra mente se aquiete y que los pensamientos pasen sin detenerse. 

Cuando guardamos silencio, podemos darnos cuenta de lo mucho que hay a nuestro alrededor, incluso en nuestro interior. 

Externamente podemos disfrutar de
  • los sonidos de nuestro alrededor
  • las palabras de otros, de la música , de la voz de los seres que amamos. 
  • cómo cambian los sonidos en el paso del tiempo. 
  • los instantes de "silencio". que en realidad no existe el silencio absoluto, solo instantes de sonidos menos fuertes. 
Internamente escuchamos, 
  • los pensamientos que tenemos ( y hasta podemos saber si son positivos o negativos)
  • nuestras conversaciones internas, nuestro saboteador y nuestro animador, todos contamos con ambos
  • el palpitar de nuestro corazón; nos contaba una persona que luego de varias terapias aprendió a disfrutar de su corazón y que al principio no alcanzaba a encontrarlo, le costó, pero cuando lo encontró, lo ha disfrutado al máximo ( su corazón siempre estuvo allí, solo que sus pensamientos le hacían tanto ruido que le impedían oírlo)
  • el ritmo de la respiración, el aire que entra y sale, el sonido que produce. 
  • el sonido de nuestro sistema digestivo! Sí, es genial oír nuestro estómago hacer su trabajo e incluso, escuchar los gases moverse.
  • Sentir y oir nuestra sangre fluir
Tips silenciosos
Hacer silencio es un ejercicio de desintoxicación muy poderoso que implica mucha 
concentración y valentía. Se trata de un control de nosotros mismos pero que bien lo vale. Es un reto que puedes tomar de manera sencilla y divertida,
  • Record Guinnes: fíjate una meta diaria o semanal de minutos en silencio consciente. Comienza con un minuto y poco a poco aumenta al tiempo. ¡Verás los cambios! te sentirás todo un triunfador cuando llegues a romper tu propio record
  • Cazador de sonidos: Para que sea más retador, intenta descubrir sonidos nuevos, o reconocer voces... incluso, procura descubrir tus propios sonidos: respiración, corazón, estómago, fluir de sangre. etc., cuenta cuántos sonidos cazas y luego haz tu propio muro de trofeos sonoros
  • Pensamientos en cámara lenta: durante el tiempo de silencio consciente, intenta retener por el mayor tiempo posible cualquier pensamiento que te venga a la mente. Será como verle pasar, primero pequeño, luego grande y luego se desvanece... te darás cuenta que un pensamiento es algo fugaz y que es sólo la atención que le prestes lo que hará que quede más tiempo
  • Texturas que suenan: Toma varios objetos de distinta forma, color, textura, peso, materiales y colócalos en una cesta o caja. Con tus ojos cerrados, pero los oidos muy atentos, toma cada objeto y acércatelo a tu oído: acarícialo , tócalo, frótalo, golpéalo, sóplalo y descubre el maravilloso mundo del sonido de los objetos. Habrás pasado unos minutos divertidos y de mucho aprendizaje.
  • El Hombre Orquesta: coloca una canción de música clasica, puede ser  Beethoven, Bach, Mozart, Vivaldi, Chopin.  Puedes probar con distintos ritmos como el Jazz, Blues, .  o algo más contemporáneo como Kitaro, Enya (aunque tiene palabras es simplemente increíble), Yanni, Debussy,  y con los ojos cerrados intenta descubrir cada instrumento musical y si te atreves, ¡ejecútalo! o ¡canta sin emitir sonidos!. Escribe al final del ejercicio cuántos instrumentos descubriste (este es un ejercicio de Silencio Mental) 
Esto son solo cinco formas de hacer silencio consciente, puedes inventar muchas más. Y si lo haces, cuéntanos tu experiencia. 


Nos leemos en una próxima entrega

(“>) Eleonora Zuleta Patiño
    Hija de Dios. Mujer. Aprendiz de la Vida.
     Fundadora de Reír es Vivir
    Maestra Practicante en Bienestar y Alegría
    Miembro Experto del Consejo Universidad Virtual de la Risa (LOU) 
    Maestra Avanzada Practicante en Yoga de la Risa.
    Profesora de Yoga para Niños  y Familias
    Facilitadora Internacional en Manejo de Grupos
    Licenciada Comunicación Social
   Técnico en Publicidad