Por Eleonora Zuleta Patiño (“>)
La vida poco nos va poniendo en el camino momentos y circunstancias para que podamos crecer y sobre todo aprender y fortalecernos. Así como al bambú, los seres humanos deberíamos aprender a flexibilizarnos ante las diferentes circunstancias sean del índole que sea.
La flexibilidad es aplicable a diversas áreas de la vida: muscular, laboral, de carácter, yo todas ellas nos hacen crecer.
Sin embargo, para aprender a ser flexible, primero ha de haber sucedido un largo proceso de aprendizaje, de mucho ensayo y error pero sobre todo de mucha consciencia.
La flexibilidad en la vida se aprende. Si no, basta con empezar a practicar algunas disciplinas deportivas para comprobarlo: caminata, nado, danza, Yoga, Tai-Chi, entre otras más, y sin importar la edad.
Tomando las disciplinas deportivas como ejemplo, puedo extraer que ellas comienzan poco a poco a ayudarnos a "aflojar" esos músculos y articulaciones que teníamos rígidas por la falta de acción. Y a medida que vamos entrenando, nos vamos haciendo más flexibles. Con el tiempo, lo que al principio se nos hacia complicado, difícil o doloroso, se hace sencillo y fluido.
Como seres humanos, a muchos nos cuesta un trabajo enorme, el poder aprender a ser flexibles ante diferentes circunstancias. La rigidez de pensamiento, de acciones, que muchas veces nos acompaña por mucho tiempo y nos aparta de la posibilidad de crecer y vivir en armonía como seres humanos.
Ser flexible es aprender, desde mi punto de vista, a tolerar al otro, a saber que cada uno tiene su propio mapa de experiencias y de aprendizajes.
Es conocer que aún en las circunstancias más complicadas podemos aprender a sacar el mejor provecho de ellas. Pero sobre comprender y vivir nuestros valores y principios. Pues de lo contrario podemos quebrarnos y por ende cometer errores que ns pueden llegar a costar muy caro.
La flexibilidad del bambú le hace fortalecerse, siempre y cuando se mantenga alimentándose de su fuente de agua. Y los hace, además, adaptarse a ellas para seguir creciendo y fortalecerse, un ejemplo de ello son los bambú de la suerte, esos pequeños bambúes que ponen en una pecera y los obligan a rodear una vara para darles formas. Asi deberíamos ser los humanos.
La rigidez nos conlleva a malhumor, a rabias, a intolerancia, a miedo, a frustración, nos hace frágiles y esas emociones nos lleva a diversas enfermedades físicas o emocionales que incluso nos pueden llevar a la muerte. La flexibilidad por su parte nos hace más tolerantes, nos da perspectiva ante las circunstancias, nos brinda aprendizaje, nos hace fuertes.
Que es complicado ser flexible, sí.
Que es doloroso en muchas oportunidades, sí.
Que la flexibilidad a veces nos cambia la zona de confort, si.
Pero la flexibilidad nos hace fuertes y nos nutre.
Nos leemos en una próxima entrega
(“>) Eleonora Zuleta Patiño
Hija de Dios. Mujer. Aprendiz de la Vida.
Fundadora de Reír es Vivir
Maestra Practicante en Bienestar y Alegría
Miembro Experto del Consejo Universidad Virtual de la Risa (LOU)
Embajadora del Movimiento Mundial de Yoga de la Risa
Maestra Avanzada Practicante en Yoga de la Risa.
Profesora de Yoga para Niños y Familias
Facilitadora Internacional en Manejo de Grupos
Licenciada Comunicación Social
Técnico en Publicidad