lunes, 7 de marzo de 2016

La lección de "Casi Frito"

Recientemente fui a visitar a unos amigos de la familia. Y fue allí donde "Casi Frito" me ayudó a hacer consciente la lección de vida que indica que cuando estés en problemas o tengas alguna situación que tú solo no puedas resolver, pide ayuda, esto, lejos de hacerte ver como débil o incapaz, es una señal de madurez y crecimiento. Fui por un apoyo y regresé con una lección de vida de parte de un pollo. 


Por Eleonora Zuleta Patiño (“>) 


Pedir ayuda es una de las pocas cosas que más nos cuesta hacer, después de aceptarla claro. Para algunos es símbolo de debilidad, pero desde mi punto de vista es más bien un símbolo de autoconocimiento y valentía. Cuando sabes y conoces tus propios límites en distintas áreas de la vida, te permite abrirte a solicitar apoyo de quien sabes (o crees) te puede ayudar. 

A veces la ayuda viene de quien menos lo esperas y en el momento más crítico muchas veces, solo es cuestión de pedirla y sin desistir. 


Esta reflexión viene producto de la anécdota con Casi Frito, en casa de mi amigo Pedro José, donde tienen un maravilloso patio con un tanque o piscina rústica, muchos árboles, plantas y claro, un grupo de gallos y gallinas que llenan de ruido el lugar. Entre todo me llamó la atención que había un solo pollito...  
     "- Oye Pedro, ¡Qué lindo es ese pollito!
     - Ah, ese es Casi Frito.
     - ¡¿Casi Frito?!
     - (Risas) sí, Casi Frito, así se llama.
     - ¿Y por qué Casi Frito?
     - Ah bueno, resulta que como ves, las gallinas que tenemos básicamente son para que obtener los huevos que consumimos en la casa. En esta semana, mi esposa le pide a uno de los nietos que le traiga un huevito para el desayuno. Ella pone a calentar el aceite en el sartén, agarra el huevito. Le da un leve golpecito y escucha ¡Pio pio!. Le llama la atención pues no hay pollitos  en la casa. De nuevo golpes y ¡Pío pío!. Ella se acerca el huevito al oído y escucha el ¡Pio pio pio!. Y lo pone al lado. Llamó al nieto y le preguntó: 
          - ¿de dónde trajiste el huevito? 
           Y el niño le respondió: 
          - Debajo de la gallina que está echada. 
          - ¡Con razón! ¡Anda y pon el huevo otra vez bajo la gallina y busca
              otro! ¡De otro lado!
Pedro José completó la historia diciendo:
- Al día siguiente, nació el pollito, el cual le hemos puesto Casi Frito, pues si no empieza a piar, lo hacemos frito para el desayuno, pues ya el aceite estaba caliente".

Lo que aprendí de Casi Frito
Finalizado el breve diálogo ambos llegamos a la conclusión que cuando uno está a punto de desfallecer es mejor pedir ayuda a gritos, pues existe la posibilidad de que te escuchen y te ayuden, evitando así que pueda suceder lo peor. 


Solicitar ayuda nos permite crecer.
Más allá del momento o situación 
esto nos llevará a un autoconocimiento 
más profundo de nuestras capacidades. 
Es crecer no es debilidad.

Nos leemos en una próxima entrega

(“>) Eleonora Zuleta Patiño
    Hija de Dios. Mujer. Aprendiz de la Vida.
     Fundadora de Reír es Vivir
    Maestra Practicante en Bienestar y Alegría
    Miembro Experto del Consejo Universidad Virtual de la Risa (LOU) 
    Embajadora del Movimiento Mundial de Yoga de la Risa
    Maestra Avanzada Practicante en Yoga de la Risa.
    Profesora de Yoga para Niños  y Familias
    Facilitadora Internacional en Manejo de Grupos
    Licenciada Comunicación Social

   Técnico en Publicidad